a Paula Jiménez España
Mirá
esta hoja, dice mi amiga
y
se agacha a levantarla del suelo.
No
hay luz en la vereda,
salvo
las estrellas,
y
ahora
esta
hoja recién caída
que
resplandece.
Ahora
el aire
helado.
No
importa, así está bien.
Así
también puede estar bien.
Sentir
el frío
como
una flecha que anuncia
un
destino.
Mi
amiga abre la palma de su mano
que
tiene la forma de una estrella
que
tiene la forma de la hoja.
Habíamos
quemado algo antes
habíamos
estado en medio de un incendio.
La
escoria era esta hoja
como
de sangre
y
todavía viva.
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