Te escribo
solo para decirte
que quisiera recordar, como vos
una isla.
La costa brillando, segura
mientras las canoas traen peces,
corales, algas, perlas,
amplias aletas de bichos del mar.
Una isla donde una niña
salta de una balsa al agua,
nada hasta la orilla
si quiere, si lo desea
o puede quedarse suspendida,
en ese quiebre del sol con el mar,
en la transparencia con el cielo.
Y no sé si pedí por eso,
pero te escribo
solo para decirte
que sus manos parecían de oro.
Y eran lentas
como cangrejos perdidos,
cangrejos que aún se mueven,
que no soltaron la vida.
(imagen A. Tarkovsky)
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