Para estar en el mundo
nos enseñaron formas de hacer las cosas.
No sé de cuáles me desprendí.
Corto la calabaza para la sopa
la pelo con el cuchillo serrucho,
muelo semillas de sésamo para el pan
sirvo el vino en vasos
caliento la leche para el café,
me gusta el silencio, vivo sola,
puedo olvidarme del mundo.
Pero el otro día en tu casa, vi cómo doblabas la ropa para guardarla en el placard,
apilaste las remeras, creo que las juntaste por color, después pusiste el mantel de cuadros en la mesa, hiciste ese gesto con las manos,
el mismo que haces cuando encendés un cigarrillo
o preparás café
o lavás la fruta.
Siempre me pareció que usas las manos
como si llevaran un tesoro.
Aprendimos a hacer cosas para estar en el mundo aprendimos a estar solos.
nos enseñaron formas de hacer las cosas.
No sé de cuáles me desprendí.
Corto la calabaza para la sopa
la pelo con el cuchillo serrucho,
muelo semillas de sésamo para el pan
sirvo el vino en vasos
caliento la leche para el café,
me gusta el silencio, vivo sola,
puedo olvidarme del mundo.
Pero el otro día en tu casa, vi cómo doblabas la ropa para guardarla en el placard,
apilaste las remeras, creo que las juntaste por color, después pusiste el mantel de cuadros en la mesa, hiciste ese gesto con las manos,
el mismo que haces cuando encendés un cigarrillo
o preparás café
o lavás la fruta.
Siempre me pareció que usas las manos
como si llevaran un tesoro.
Aprendimos a hacer cosas para estar en el mundo aprendimos a estar solos.
Creemos que esa es la naturaleza frente al espíritu,
que así se comparte
la tierra con el cielo.
Cuando estoy en tu casa, también
puedo olvidarme del mundo.
Y es un olvido tierno,
se parece a la forma en que nos dejamos ver se parece a no saber hasta dónde,
vemos naturaleza o vemos espíritu.
la tierra con el cielo.
Cuando estoy en tu casa, también
puedo olvidarme del mundo.
Y es un olvido tierno,
se parece a la forma en que nos dejamos ver se parece a no saber hasta dónde,
vemos naturaleza o vemos espíritu.
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