No íbamos a saber
de la fuerza del olivo
hasta probar sus frutos,
carnosos y llenos de sal.
Hasta sentir, adentro del cuerpo
la línea viva
como un néctar negro de planta
que recuerda un camino.
No íbamos a saber
de la forma del alma
hasta abandonarnos a ella.
El futuro se deshacía.
¿Te olvidaste de las flores?
Yo no, yo nunca
ni una sola vez
dejé de mirar sus pétalos.
No íbamos a saber de la muerte
sin antes morir con nosotros.
El cuerpo
se había vuelto verde
era una piedra
que dejó entrar al agua
lo que veíamos era el fondo de las cosas
el tallo terso
el brote limpio.
No íbamos a saber
la precisión de sus colores
la precisión de sus colores
hasta asomarnos a la luz.
inmenso.
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