Me
asomo a la ventana
de
la casa donde el patio es un monte.
Tengo
puesto un saquito,
tela
de algodón dulce.
Sale
humo de la taza de compota que preparé,
ya
es otoño.
Sobre
los pastos secos en la huerta
los
tordos negros, pequeñitos
uno
a uno
como
abejas que planean
y
así, unos benteveos
aleteando
fuerte
pían
mientras picotean la hierba,
el
resto de la cosecha.
Veo
a los pájaros
saltar
como si bailaran
sigo
de pie frente al vidrio.
No
puedo moverme
quiero
que ahí permanezcan.
Poder
verlos,
hacer
su fiesta sobre el yuyal.
Pican
y vuelan
pican
y vuelan,
los
benteveos
están
armando sus nidos.
Los
tordos van detrás.
Entonces
me acuerdo del tala
que
apareció atrás
alto
y sin una hoja,
después
de la poda del cañaveral.
Tronco
grueso, añejo y noble
custodiaba
la casa.
Los
pájaros se acercan
pero
el árbol aún no está listo.
Mientras
la luz se apaga
él
los ve pasar igual que yo.
Inmóviles,
los dos
esperamos
el secreto
que
asoma por esos brotes verdes
que
puedan decir,
tengo
un corazón
he
vuelto,
puedo
sostener mi propia casa.
ay nati!!! hermosoooo. y con luna nueva en tauro. que coherente que sos chica! abrazo- t fuerte.
ResponderEliminar