Tengo
los pies en el pasto,
el
sol me da sobre los hombros,
es
posible que si nos quedamos mirando el cielo,
el
día que recién nace, permanezca.
Es
posible,
que
la vida sea todo el tiempo esto.
Andar
despiertos.
Es
posible que del otro lado de la cerca
de
las enredaderas y del surco de frutos naranjas,
esté
el mar, dijo Delfi.
Podría
estar el mar.
Las
cosas lindas de la vida pasan así.
No
lo vemos, pero está.
Después,
sus
dedos pulsan las teclas del piano
que
encontró en la sala.
El
piano está cerca de la ventana,
la
luz le llega a la cintura,
¿hay
algo posible de perderse?
Sí,
pero no existe ahora.
Ahora
es navidad,
el
cielo aclara,
él
me besa
y
es como si nunca antes me hubiera besado,
lo
sé
por
eso que nos corre adentro,
como
una hilera de luz.
Es
posible,
no
hay nada que hacer.
El
sol vuelve las cosas amarillas,
el
árbol vuelve a dar su sombra.
El
patio de la casa se une con el cielo,
forman
una misma cosa.
Podríamos
estar viendo
por
ejemplo, la aurora boreal,
algo
así de indescriptible.
Así
termina el año de las estrellas.
Y
así ocurre.
La
estrella que se apaga
deja
que el cielo ocupe su lugar.
Ph. Petros Koublis
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